sábado, julio 22, 2006

Al son del tequila

Plaza Garibaldi, Ciudad de México DF
¡México lindo y querido, si muero lejos de ti!, no canté esa canción esa noche, sí “La Bikina” pero sin pena ni dolor.
Xochimilco, Ciudad de México DF
Largo rato navegamos a bordo de "Elizabeth", trajinera que nos llevó, entre comida típica y los infaltables mariachis, por los canales del último vestigio del gran lago Tenochtitlán.
Taxco. Estado de Guerrero
No pareciera que un bello pueblo de casas blancas, con cerritos y angostas calles donde transitan vehículos como si fueran avenidas, tuviera tanta platería que ofrecer al turista, yo me quedo con mi taco de pollo servido al paso y mi nieve de fresa.
Teotihuacán, Estado de México
La ciudad de los dioses me esperó años, al llegar sin dudar subí la más alta pirámide, la del Sol, estuve en la cima de la Luna, caminé por la calzada de los muertos entre espíritus de distintas dinastías y Quetzalcóatl, no me escondí del calor, me impregné de su energía, así seguí mi ruta por diversos rincones de este país, que llevaré siempre en mi piel.

En esta danza en honor a los dioses, en la parte superior del poste el volador toca música indígena girando hacia los cuatro puntos cardinales, comienza por el oriente, ahí es donde se origina la vida. Los “Voladores” dan vueltas y vueltas en el aire hasta desenrollar la cuerda que los llevará a la tierra. Cada uno gira 13 veces, esta cifra multiplicada por los 4 resulta 52 círculos en total, ya que según el calendario maya, cada 52 años forman un ciclo solar, y cada año está compuesto de 52 semanas, después de las cuales un nuevo sol nace y la vida sigue su curso. Estos “hombres pájaro” arriesgan así su vida, de manera que el nuevo sol pueda nacer, y la tierra se llene de felicidad.

Acueducto de Morelia, Estado de Michoacán

La brisa fresca saludándome en mi caminar hacía sentir más viva la colonial arquitectura que a cada paso se mezclaba con verdes plazuelas sin divisar el último arco que pondría fin a mi visita llena de dulzura moreliana.

Isla de Janitzio, Estado de Michoacán

Por el Lago Pátzcuaro entre redes de mariposas, navegué hasta llegar a la silla amarilla, que me dejó libre al instante para que subiera por recovecos hasta la cima a conocer el monumento; con su brazo derecho alzado y su puño cerrado me dijo “yo soy José María Morelos, héroe nacional de la revolución de independencia”.

Guanajuato, Estado de Guanajuato

Tunas acompañaron con música a dos jóvenes que de balcón a balcón hicieron florecer el amor a escondidas, manifestando sus anhelos de pertenecerse, sellaron su complicidad en el callejón del beso.

Acapulco, Estado de Guerrero

¡Acapulco amor, playa y amigos, gozando del sol!… volar sobre el mar, teniendo una panorámica de este paraíso lleno de hoteles con piscinas, ricos y famosos y el atardecer en este puerto con el que he soñado desde que me enfermé de “Fiebre de Amor”, fue lo máximo.



viernes, julio 21, 2006

Otros horizontes


Kanopy en Valdivia. XIV Región de Los Ríos. Chile
Avanzo veloz de un bosque a otro sobre un lago de loto en un viaje con adrenalina necesaria para querer prolongarlo sin fin, pero la llegada rápida y abrupta me hizo volver a tierra, comenzando el regreso a mi ciudad.

Fuerte de Corral, Valdivia. XIV Región de Los Ríos. Chile
Casi nos pilló la lluvia presenciando la recreación histórica de acontecimientos que sucedieron dentro de las paredes del castillo, a través de sus muros y entre los cañones vimos el pacífico. La lluvia llegó en Mancera, más energía para mí, más frío para mis blancas piernas; reconfortante un café antes de tomar la embarcación de regreso a la ruta que nos llevaría a Valdivia.

Portillo. V Región de Valparaíso. Chile
Qué hacía yo un día de invierno en un bus que salió de Santiago rumbo a cerros cubiertos de nieve, no fui a aprender a esquiar, hice el intento con el snowboard antes y noooo, lo mío es tirarme sentada veloz en una tabla no más, esa vez tampoco lo hice, solo acompañé a juveniles señoras de la tercera edad, una de ellas mi madre, en un trayecto nuevo para mi.

Cerro Artillería, V Región de Valparaíso. Chile
Sube y baja el funicular transportando gente con olor a puerto, ese de historias marineras y noches bohemias. Una vez soñé que veía luces de colores bulliciosas en el cielo, espera… ¡si las vi de verdad!, esa noche la gente compartía hermanada como una sola repartiendo abrazos y champaña por todos lados.

Valparaíso, V Región de Valparaíso. Chile
En alguno de los cerros, Alegre, Concepción, Barón y tantos otros que refugian al Muelle Prat, está la Sebastiana con Neruda mirando las barcazas que se mueven ondulantes sobre el mar, más allá La Esmeralda.

Canela, Rio Grande do Sul. Brasil
Pintorescas callecitas con casas estilo alemán nos vieron transitar entre una copiosa lluvia que aumentaba las cascadas naturales del sector, tranquilidad por todos lados incluso en la noche que, luego de una caipiroska, caminé junto a mi prima por la ladera de un cerro hasta llegar a Gramado, no nos salio el lobo y no encontramos carrete al otro lado. Mi oveja Canelita dejó su ciudad y hoy se llena de polvo cuidándome cada día desde la puerta de mi pieza.

Jardín Japonés, Buenos Aires. Argentina
¡Que peces señores!, inmensos se movían en el agua bajo el rojo puente entre verdes paisajes ausentes del ruido. De vuelta en la urbe el Teatro Colón, antes de cruzar la cordillera en una noche de tormenta.

Barrio La Boca, Buenos Aires. Argentina
Serían los inmigrantes italianos quienes pintaron de color este barrio, o de esos ya no hay ninguno, solo gente que habita esperando al turista que verá el tango en una esquina y en la otra una estatua humana. Más pobreza que grandeza, de ladrones al acecho pocos, caminé confiada, de la mano de aquel joven, por la inmensa ciudad europea de Latinoamérica.

Isla de Pascua. Chile
Los antepasados no dejarán nunca de resguardar la belleza y tradiciones de este monumento nacional, sus espíritus viven como celosos vigilantes llamados Moais.

Susurros misteriosos van penetrando el corazón de los visitantes que observan maravillados el esplendor de Rapa Nui, este museo vivo, con cuevas, volcanes, quebradas, playas, peces, horizonte circular, me recibió un día con puesta de sol desde Hanga Roa, atardecer mágico, semana inolvidable.


Iorana bella y añorada isla que me diste a probar kahi toda la semana, ¡ko te nene!, maururu por la ‘ua delicada que mojó mi rima, por la mahina que iluminó el ara, igualmente maururu a los diminutos nao nao, que por montón, no rechazaron mi cuerpo. ¡Hanga rahi a’au kia koe!

Dunas de Putú, VII Región del Maule. Chile
¡Que viento corría aquella tarde! yo entre la grandeza de la arena, de fondo divisaba el mar, más cerca mis primos y un copete. Quién iba a pensar que el jeep quedaría atascado y llegaría la noche en esa inmensidad.

Radal 7 tazas, VII Región del Maule. Chile
Posas ven pasar líquido azulino, agua que se lanza de taza en taza, hasta la última, feliz como niño deslizándose por el tobogán o como yo extasiada bajando a velocidad extrema en una montaña rusa.


Chiloé, X Región de los Lagos. Chile
Palafitos coloridos se niegan a topar suelo, hay casitas que lo hacen y son tiradas por grandes animales rumbo a un nuevo sitio donde gente celebra junto a un auténtico curanto.

Coyhaique, XI Región de Aisén. Chile
Indio perfil que emergió firme entre la roca mostrando su esplendorosa pertenencia a esta tierra indígena.

Laguna San Rafael, XI Región de Aisén. Chile
Que rico sabe el whisky al beberlo con hielo desmoronado, sacado directamente de la congelada agua. Que pena la de nuestros nietos, solo verán vestigios de lo que un día fue un muro helado impenetrable.

Cataratas de Iguacu. Brasil
Gotas interminables salpican la verde selva y en cada caída de agua un arcoiris sin principio ni fin.

Casa Pueblo, Punta Ballena. Uruguay
Refugio blanco con pinceladas plasmadas por las manos de Carlos Páez Vilaró, seguro que la pérdida de su hijo, en la cordillera Andina, está expresada en las obras de este artista uruguayo. ¡Viven! sus preciados recuerdos junto al mar y la puesta de sol que a diario lo acompañan.

lunes, julio 17, 2006

Alrededores de San Pedro de Atacama

II REGIÓN DE ANTOFAGASTA. CHILE
Géiseres del Tatio
“No me puedo marear” pensaba mientras subía el vehículo por caminos revoltosos, vamos más alto, lejos, por fin llegamos, casi amaneciendo para ver salir el día entre burbujeantes fumarolas, una por aquí otra por allá. Que altura ni que ocho cuartos, me sentí viva, luego el desayuno preparado en uno de esos calientes hoyos humeantes, más tarde un reconfortante baño termal.

Laguna Cejar, Salar de Atacama

No me corté con la blanca y seca sal, floté sin hundirme nunca en esa agua condensada llena de minerales, hasta hoy siento el ardor en mi garganta y mis ojos irritados de la muestra que tragué sin querer, la molestosa salmuera en mi piel el agua dulce la quitó, lo demás belleza por doquier.

Valle de la Luna

Cual astronauta explorando el suelo lunar me extasié una noche entre los cerros de arena, en el atardecer dejé mi corazón, seguro el viento está jugando con el.

No quería venirme y dejar esos parajes que calaron tan profundo en mi, días llenos de enigmático desierto, algo de eso había ya; pero nos vinimos, al año nos separamos.

Antofagasta

Te conocí en Rapa Nui, te recibí en mi ciudad y tu, Carmen Gloria, con Felipe en tu vientre, me recibiste en la tuya, con un hermoso atardecer cobrizo sobre el plano, luego el mar. Hace tiempo que no nos vemos, volveré algún día a contemplar la portada, perdí tiempo en Mejillones y no la vi.

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